domingo, 24 de octubre de 2010

Creia que sí, pero no

Y después de un mes sin verlo, de pensar que ya fue, que ya no me importa, que no me mueve un pelo, después de creer que lo había dejado pasar lo ví.

Lo ví y me movió el piso con esos ojos, esa sonrisa y su "conchuda, te extrañe, empeza a venir más seguido vos". No se que tiene, pero me puede. Me puede y me dejó pensando todo el sábado, en esa invitación a desayunar que negué aguantándome las ganas, y ese beso que no me dejé dar cuando me fui.
Me confunde, mucho. Me confunde con esas cosas que hace y dice. Me molesta verlo tan poco y quedarme maquinando toda la semana, hasta que nos volvemos a encontrar.
Es que Ariel tiene esa capacidad de dejarme con las ganas de esa nada que me da, de ese vacío en el que estamos. Puede ser el mas forro de todos los que conocí, o por ahí no tanto, pero abre la boca, me da un abrazo, o me mira desde lejos, y me olvidé de eso.

1 comentario:

  1. yo que vos lo tomaría con calma...

    en mi experiencia, en estos casos el hartazgo siempre llega cuando quiere. no podemos evitarlo pero tampoco acelerarlo! ;)

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