Me levanto seis de la tarde, prendo la máquina y me pongo a leer desde la cama. Mauricio, mi gato, se acerca por la cama, se me trepa por el pecho y me da un beso en el ojo. Sí, Mauricio me da besos. Después se acurruca en mi panza, casi tapando la pantalla. Y le corro un poco la máquina para poder ver. Y casi como un reproche se vuelve a acomodar. Ahora se estira sobre mi panza, con las patitas para adelante. Y esconde la cabeza entre las patitas y se pone a ronronear.
Asi seguimos un rato, yo leyendo, él durmiendo. De fondo se escucha Madagascar en la tele. Me pongo a tipear y Mauricio abre los ojos, me mira y en forma de reclamo se para y se tira a al lado mio, donde mis manos no lo molestan.
Así estamos un domingo a la tarde. Que paz, Carlos. Que paz.
La velocidad del sonido
Hace 2 días
Los gatos tienen una obsesión con las computadoras, los teclados y no dejarte ver a pantalla!
ResponderEliminarNo me gustan los gatos, pero buen
ResponderEliminardejo saludos :P
Lo dije, lo digo, y lo voy a seguir diciendo; los domingos son para tener novia/o.
ResponderEliminarNo se puede estudiar, da fiaca salir de casa, no hay ganas de hacer nada.
Abrazo grande.
Dana: Evidentemente sí, porque Mauricio lo hace con mucha frecuencia.
ResponderEliminarSolcito: A mucha gente no le gustan, pero yo no entiendo bien porque.
Nico: No me digas eso que me deprimo más todavia. Imaginate que en vez de novio yo tengo gato. Que triste que soy.